Juego de Tronos: La caída de Tik Tok

Suzhou, China.

Dicen que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. No es la primera vez que Estados Unidos muestra lo celoso que puede ser a la hora de defender su trono, ni la primera vez que utiliza el método de la zancadilla.

Ahora le tocó a Tik Tok, una aplicación de entretenimiento proveniente de China y con millones de usuarios en
Estados Unidos y alrededor del mundo. ¿El pecado?: La nacionalidad.

Hace unos días, Donald Trump anunció la prohibición de la plataforma dentro de su país. Se le acusa de estar robando información a los usuarios para enviarla a Beijing. Pero, siendo Tik Tok una plataforma conformada en su mayoría por adolescentes, ¿por qué estarían interesados los comunistas en robar tal información?. No lo están, y el gobierno de Estados Unidos lo sabe. El verdadero problema es que Tik Tok es una aplicación china, y Estados Unidos le teme a los comunistas.

Por otro lado está la adicción: Estados Unidos no parece tener ningún problema con lo adictivas que son las redes sociales, al menos hasta que se trata de una China. Y es que cuando una sola plataforma logra capturar la atención de millones de personas, siempre existe la posibilidad de que se manipule la exposición del contenido que consumen.

Ni siquiera es necesario crear contenido falso o propagandas. Tan solo hay que seleccionar entre el contenido existente aquel que vaya de acuerdo con el objetivo y facilitar el acceso a él. El público se encargará de todo lo demás.

El peligro es real. Hoy en día la manipulación de masas es más sencilla que nunca y Tik Tok definitivamente tiene la capacidad de hacerlo, pero no son los primeros ni los únicos. Arriba de ellos están Facebook, Google y muchas empresas más. La única diferencia es el lugar de procedencia.

¿Qué significa esto para el resto del mundo?

Este no es un caso de espionaje, ni de seguridad nacional. Es un caso de celos hacia la competencia: Estados Unidos seguirá siendo el mayor promotor de la libertad, pero únicamente mientras sean ellos quienes la regulan. No hay problema alguno con que las empresas tengan poder ilimitado sobre el contenido que consume la gente día a día… siempre y cuando sean empresas estadounidenses.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre libertad y censura cuando es una nación la que decide?. Por lo pronto, a excepción de países como China, el mundo seguirá consumiendo lo que Estados Unidos califique como apropiado. Mientras tanto, todo lo demás es susceptible de convertirse en una “amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos”.

Quizás ha llegado el tiempo de que cada nación se plantee crear alternativas a las plataformas Chinas y Americanas, pues mientras dependamos de ellas, la seguridad nacional de todos los demás países seguirá permanentemente en peligro.

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