NUEVOS POLITICOS PARA LA SOCIEDAD POSTCAPITALISTA

Madrid, España.

“El origen de nuestros problemas políticos reside en el hecho de que la democracia necesita actores que ella misma es incapaz de producir”(Buchstein, 1996,195).

Daniel Innerarity recoge esta cita en su libro “Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI” (La galaxia Gutenberg, S.L. 2020), que, por otro lado, es una interesante reflexión.

Pero, creo que no debemos identificar la democracia con las mentalidades y prácticas burocráticas de gobernar/dirigir que hoy tienen secuestradas, en buena parte,  sus potencialidades.

 Moisés Naim, en su libro “El fin del poder”( Radon House Mondadori, 2.013) hace unas descripciones de “empresas que se hunden, militares derrotados, papas que renuncian y gobiernos impotentes, cómo el poder ya no es lo que era”.

Y aquí pretendemos explorar vías de repotenciar la democracia.

1) Hipotesis principal:

Esta invitación pretende que un cierto número de personas políticas se organicen de forma autónoma y democrática, produciendo así grupos capaces de coaligarse con sus votantes, es decir obtener sus votos de un modo estable y aportarles en cambio mejoras en su calidad de vida. En el camino de lograr esto deberán verificar la certeza práctica de la hipótesis que tiene estos componentes:

1.- El virus burocrático que infecta a las organizaciones públicas y privadas está inhabilitando su capacidad de entrenar el tipo de actor político que necesita el próximo paso que debe afrontar el sistema democrático para superar su ineficacia y los ataques de los populismos.

2.- Pese a ello existen en los  países  numerosas personas que han sido capaces de desarrollar buenas prácticas de no perder/ganar votantes, constituir redes partidarias de mantener sus mayorías a medio plazo y practicar una gobernanza que ha consolidado esas mayorías.

En cambio las organizaciones  políticas no han explotado estas experiencias para entrenar nuevos activistas. Los “buenos prácticos” han perdido con frecuencia las luchas burocráticas internas, o han sido aparcados en órganos como asambleas legislativas, prestigiosos pero con poca incidencia en la marcha práctica de la organización.

Por otro lado, la mayoría de estos buenos prácticos no son conscientes de ello, “no saben cómo lo han hecho”. Y tampoco son conscientes de su importancia. Los valores y prácticas burocráticas de sus organizaciones limitan su libertad de pensamiento y de acción.

3.- Existen en el mundo una buena cantidad de experiencias y métodos que ayudan a reflexionar y aprender a mejorar las prácticas desde las mismas prácticas políticas y para organizar las redes partidarias que influyan conscientemente en la acción política. Haciéndose cargo de estos métodos los buenos prácticos pueden convertirse en “buenos prácticos reflexivos”, entrenando a otros a discriminar entre sus buenas y sus malas prácticas, adquiriendo capacidad de mejorar su eficacia.

Se puede asimismo, pues, aprender a entrenar a otros, aprendiendo a acomodar la acción entrenadora a los estilos de aprendizaje que tienen los nuevos actores.

La invitación pretende, pues, que “buenos prácticos reflexivos” entrenen nuevos actores a partir de reflexionar sobre sus propias prácticas y aprender a entrenarlos. Estos “ajuntamientos de maestros y discípulos” se comprometen a obtener el voto para partidos concretos y requiere correspondencia de estos partidos.

 

 

2) La invitación:

Se trata, pues, de poner en práctica grupos donde “buenos prácticos” reflexionen su prácticas de no perder/ganar votantes, identificando las buenas, discriminando las de las malas y entrenando prácticamente sobre el terreno candidatos voluntarios a activistas.

Al mismo tiempo, reflexionar sobre sus prácticas de conformar redes partidarias, incluyendo en ellas la negociación contribuciones/aportaciones con su partido de referencia. Con este partido, sin perjuicio de aportarle los votos que se consigan, se establecerán unas relaciones de autonomía de acción y crítica, en lo necesario para mantenerse fieles a los valores que se pregonan.

Estos grupos serán dirigidos democráticamente, en línea con unos valores acordados, y orientados hacia resultados políticos específicos. Si dirección será capaz de asegurar su financiación que no condicione su línea política.

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